Bologna, Martina Bandini - Para un traductor, la complejidad de la traducción audiovisual (TAV) reside en el hecho de ocuparse de textos dinámicos, que se construyen tanto a través del lenguaje escrito y oral, como de los códigos verbal y no verbal.
Por lo tanto, las imágenes imponen a la traducción unas limitaciones no puramente lingüísticas - las de tiempo y espacio -, con las que se debe cumplir para garantizar un producto fiable, bien hecho y que transmita el mensaje de manera eficaz en la lengua de destino.
De hecho, a la hora de subtitular una película o una serie televisiva cada traductor está obligado a tomar decisiones que afectan directamente a su texto, pero que nada tienen que ver con los criterios de la lengua.
Por esta razón, cuando el objeto de la traducción es de naturaleza audiovisual, siempre hay que tener en cuenta unas normas no solo lingüísticas, sino también técnicas, y que en cierta medida dependen de la empresa que distribuye el contenido. Este fue el objetivo de la investigación, redactada para presentar mi trabajo de Fin de Máster en la Universidad de Bolonia (Facultad de Language, Society and Communication), o sea él de analizar la traducción para la subtitulación de los primeros capítulos de la serie televisiva española de Netflix "La casa de papel”, tanto desde el punto de vista lingüístico como técnico, para evaluar en cierto modo la traducción y luego ver como la aplicación de unas u otras normas influyen en la percepción del programa por parte del público.
En este artículo, escrito específicamente con el fin de publicarlo en el sitio web The Language Sector, el trabajo se presentará de manera resumida y más general, pero está disponible (incluso con su bibliografía) en versión integral para quienes lo soliciten.
Las normas de subtitulación propuestas por Netflix
En cuanto a la técnica de subtitulación, Netflix proporciona a sus traductores una serie de reglas a seguir cuando se subtitula un programa. Por un lado, se facilitan reglas generales, y por otro, requisitos específicos que dependen del idioma al que se traducirá el contenido.
Por lo tanto, cualquier texto creado específicamente para Netflix debe seguir estas normas. Analizando las pautas que Netflix exige, se notan en primer lugar algunas diferencias sustanciales con respeto a las reglas de subtitulación convencionalmente aprobadas por la investigación en esta disciplina.
Estas desigualdades conciernen principalmente la duración de los subtítulos, la velocidad de lectura y el número máximo de caracteres que puede contener cada línea.
Calculando que la velocidad media y teóricamente adecuada para un público heterogéneo se encuentra entre 12 y 14 caracteres por segundo (CPS), se han establecido convencionalmente las duraciones mínimas y máximas de los subtítulos a 1 y 6 segundos respectivamente, con un número máximo de 35 caracteres por línea. En el caso de Netflix, las normas prevén una duración mínima menor, de cinco sextos de segundo por subtítulo, o sea 0,833 décimos de segundo, y una duración máxima mayor, de 7 segundos, con un límite de caracteres más alto, de 42 por línea. También la velocidad de lectura máxima que acepta Netflix, de 17 CPS, es más alta de la que se considera convencionalmente adecuada para un público adulto heterogéneo.
La aplicación de estas normas tiene consecuencias diferentes, relacionadas tanto con la creación de subtítulos por parte del traductor, como con el impacto que estos tendrán en el espectador.
Metodología del estudio
Para estudiar la aplicación de las normas de Netflix, las diferencias con las normas tradicionales y sus implicaciones para el público, en primer lugar, se construyó el corpus de estudio, comprensivo de todos los diálogos originales y de los subtítulos de ambos episodios, que fueron transcritos y recogidos en unas tablas comparativas de las dos versiones.
Luego, y puesto que uno de los objetivos del trabajo era proporcionar una evaluación de la traducción, el comentario empezó por tratar los aspectos más interesantes del punto de vista lingüístico, como la transposición de referentes culturales, coloquialismos, disfemismos y expresiones idiomáticas, y de ahí se observó la técnica de la subtitulación en su aplicación práctica, ya que para comprender correctamente una solución lingüística en esta modalidad de TAV siempre es necesario observar las limitaciones técnicas que la condicionan.
Esta tipología de estudio luego permitió incluso comparar las normas utilizadas por Netflix con las reglas convencionales de subtitulación, para luego sacar unas conclusiones personales sobre el asunto, y que, se puede decir, no favorecen las normas de Netflix.
Resultados del análisis
En cuanto a los resultados del análisis lingüístico, en la traducción de los referentes culturales se notaron unas tendencias principales: el uso de un equivalente cultural, cuando existe y es apropiado al tipo de discurso, el uso de amplificación y generalización para explicar elementos específicos de la cultura de partida, y la extranjerización que, sin embargo, funcionó solo cuando el realia era suficientemente conocido en la cultura meta.
En la traducción del lenguaje coloquial y de los disfemismos se ha notado principalmente una tendencia a la estandardización del lenguaje, motivada por el cambio del canal comunicativo y las restricciones espaciotemporales a las que hay que someter el texto, o incluso por la ausencia de un término correspondiente en la lengua de llegada.
En cuanto a las expresiones idiomáticas, la tendencia fue la de buscar el equivalente en la lengua de llegada.
En la traducción de los antropónimos, las normas fueron respetadas con algunas excepciones, que derivaron de errores de comprensión, atención o falta de tiempo a disposición para revisar el texto.
Lo mismo motiva los errores ortotipográficos y de sentido, y en estos casos se presentaron también algunas propuestas de traducción que pudieran facilitar la comprensión para el público y respetar la técnica.
En cuanto a esta, se observó que el tipo de traducción que se presenta al público depende en gran medida de las normas que se aplican.
En primer lugar, el hecho de poder añadir como máximo 42 caracteres por línea y de tener en consideración una velocidad de lectura más amplia con respeto a lo propuesto tradicionalmente por los estudiosos de la materia implica el poder insertar una cantidad más alta de información en cada subtítulo, lo que a su vez significa una menor necesidad de condensar la información.
Si, por un lado, esto facilita el trabajo del traductor, por otro complica la visión por parte del espectador, primero porque aumentar el número de caracteres por línea hace que se tenga que reducir el tamaño de la letra para que el texto quepa en la pantalla, lo que supone una menor comodidad de lectura y luego una ralentización de la velocidad con la que el público logra leer los subtítulos.
A su vez, esto contrasta con la velocidad de lectura que impone Netflix, y que en la mayoría de los subtítulos sigue siendo más alta de la tradicionalmente establecida. Por este motivo, en muchos casos resulta complicado para los espectadores seguir, procesar y entender toda la información que se incluye en los subtítulos.
Además, se observó que a veces, al pautar los subtítulos, incluso se sobrepasó la velocidad de lectura máxima requerida por Netflix, y en algunos casos las normas de distancia mínima entre subtítulos y las relativas a los cambios de plano y no se respetaron.
En algunos casos de notó que el subtitulador superpuso algunos subtítulos entre un plano y otro cuando se habría podido optar por una segmentación diferente que no implicara saltarse el plano, y esto es un hecho que hace difícil la lectura por parte del espectador.
Sin embargo, hay que decir también que en ocasiones el subtitulador decidió, adecuadamente, posponer un poco los subtítulos para evitar este tipo de problema.
Además, el hecho de que un subtítulo pueda tener una duración mínima inferior a un segundo sigue facilitando el trabajo del traductor, ya que hay una menor posibilidad que este tenga que evaluar si saltarse o no los cambios de plano y cómo gestionar la cuestión de la división de los subtítulos. Sin embargo, esto no tiene en cuenta el hecho de que subtítulos que duran 0.840 segundos podrían percibirse como un flash en la pantalla, sin dar la posibilidad al cerebro y al ojo del espectador de captar la información vehiculada y prestar atención a un nuevo subtítulo. Aunque el porcentaje de subtítulos de duración inferior a un segundo no es elevado, habría sido oportuno encontrar diferentes soluciones para mantener la duración mínima del subtítulo a un segundo.
Conclusiones
Para concluir, se podría decir que, aunque se hayan encontrado imprecisiones lingüísticas y técnicas, estas no impiden al lector seguir el hilo de la historia.
Sin embargo, para los que conocen bastante bien la lengua y al mismo tiempo quieren mantener activados los subtítulos en italiano, algunas elecciones lingüísticas equivocadas podrían causar extrañamiento.
Por lo que concierne las normas técnicas aplicadas por Netflix, se puede afirmar que estas están más enfocadas a facilitar el trabajo del traductor para que este pueda respetar los breves plazos de entrega del productor.
Desafortunadamente, dar a los subtituladores poco tiempo para traducir los capítulos de las series afecta a la traducción y a la experiencia del público: si se deben crear los subtítulos en el menor tiempo posible, inevitablemente no podrá presentar un trabajo bien hecho y adecuadamente revisado. Es probablemente por esta razón que en los dos episodios analizados aparecen algunas soluciones discutibles, tanto lingüísticas como técnicas.
Sería por lo tanto más oportuno, por un lado, utilizar unas normas de subtitulación más inclusivas, que permitan a un público más amplio - incluyendo también los lectores más inexpertos - disfrutar del producto audiovisual, y por otro dar más tiempo a los traductores para que puedan presentar trabajos bien supervisados y que hagan la experiencia de los espectadores agradable.
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